La falta de suelo urbanizable ha hecho que sean muchos los que han optado por la rehabilitación de espacios ya existentes, los cuales, tras intensos proyectos arquitectónicos, se han convertido en originales viviendas. Oficinas, fábricas o antiguas tiendas han sido adaptadas a su nueva función y a las demandas de sus inquilinos, que han encontrado en estos amplios espacios el mejor lugar donde instalarse. También antiguas casas o pisos construidos en décadas anteriores han sido redistribuidos para cubrir las necesidades de vivienda requeridas por la sociedad actual, creando espacios originales, en los que prima la comodidad y la valoración del nuevo diseño.