La pasta de sal es un material accesible a todos, combina cualidades como la sencillez y la maleabilidad y se presta a toda clase de fantasías, además de adaptarse a todos los bolsillos. Un poco de harina, un poco de sal y un poco de agua: basta mezclar estos tres ingredientes y ya tenemos las puertas abiertas a todo un mundo de fantasía.
A los niños les encanta esta actividad porque les permite dar forma a sus deseos creando pequeños personajes, animales y juegos, y también expresar su personalidad.
Para el maestro, para el profesor, la pasta de sal es un aliado muy valioso, pues el niño puede manipularla sin peligro alguno, al tiempo que le facilita el aprendizaje y el desarrollo de su concepción sensorial del volumen y el color. La pasta de sal es un material muy fácil de modelar y, simplemente con la condición de respetar unas cuantas reglas básicas, se presta igualmente bien a la realización de trabajos audaces.